Por. Yania Salazar
Estamos atados a fuerzas que no precisamos comprender, sujetos a reglas sociales que no queremos obedecer y esclavizados hasta que nos fuguemos cuando aquello que realmente importa acaba.
Suspiramos en tanto la vida parece tan corta y es cuando somos felices (entre comillas).
Extrañamos tiempos antiguos y aunque tratemos de extraer nuevas experiencias no dejamos de ser nosotros mismos, podemos eso si cambiar de peinado, de modo de vestir, de modo de hacer las cosas, pero somos los mismos aunque las circunstancias parezcan otras.
En la Psicología debemos acoger al individuo como nodo al que anima tanto la convergencia de energía universal como la sociedad y es indispensable en cualquier tratamiento que se siga con el individuo la ampliación del vórtice personal, esto es realzar la mirada de modo que se supla cualquier carencia propia y se permita compare con otras realidades.
Al final de todo se pretende que se aproveche cada momento vital sin aquella dependencia a que nos somete tanto el planeta con sus fuerzas y la sociedad con sus leyes.
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