viernes, 20 de septiembre de 2013

GROSERIA

Por. Yania Salazar






El conflicto yace en cada quien, mientras la paz esta alli a la mano.


Todo se mueve, nada permanece estático, la cuestión es de oportunidad, y me refiero a la historia que ha enfrentado la familia. Como en un combate siempre habrá la prevalecencia de un dominate y un dominado, un fuerte y un débil, en la familia siempre hay una sumisión, y la lógica de poder no está del todo pareja y es por eso que ahora nosotros como herederos de ese esquema vamos en la búsqueda de un mismo perfil así: un esposo/a que no oponga resistencia ni se presente con violencia, así mismo se pretende amaestrar unos hijos que tampoco sean sumisos ni resignados y cuyo poder si son hombres sobresalga y si son mujeres no se dejen mandar.

Asi, la figura de la familia ha dado origen a una lucha de esquemas, de ideales, de deseos muy propios, el amor no convierte a las personas, las personas convierten el amor en su bandera para dominar sobre el otro y entonces hay una pretensión sin haber un motivo real, es como la guerra que se inicia porque se quiere la paz y acaso ¿hay paz habiendo guerra?. El amor es así, se comienza una lucha sin tregua cuya única meta es el dominio y la rendición del otro.

Parece fantástico pero sucede y la cuestión es que tanto en la guerra como en el amor todos perdemos por lo menos algo, aunque salgamos victoriosos.  

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