sábado, 14 de septiembre de 2013

OBLICUIDAD

Por. Yania Salazar





Hay un ritmo para cada pálpito, un presentimiento en cada certeza.

Y por lo menos cada humano tiene una percepción distinta de acuerdo al escenario donde se detenga a observar, la cuestión es que nadie tiene el privilegio de ir a todas partes y acceder. Estamos en un mundo redondo donde se facilita rodar por sobre caminar, donde la velocidad del pensamiento supera a la velocidad de la luz, donde se separa el mal del bien y por eso se juzga.

Hay en cada experiencia una forma distinta de ver al mundo. Y hoy sin pena ni gloria es posible vivir pero no sin dinero. En el antiguo Japón el honor valía tanto como una casa, hoy es muy diferente, los seres de esta vida valorán sus orgános a precio de millones, pero no valorán su salud. Algunos tienen la posibilidad de caminar, de ver, de degustar y sin embargo no lo valorán, están estancados y sin posibilidades más de prevalecer siendo estáticos a los acontecimientos.

Hay medicinas para cada padecimiento pero tanta medicina trae otras sécuelas para las que no hay tratamiento, hay oportunidades para unos pocos y la carga magistral a nuestras espaldas es escapar al pecado, a la pobreza, al sin sabor y ser privilegiados a la hora de obstentar un empleo, un novio/a, y un bienestar. Pero la ley legítima dictada por una santidad mayor a nosotros nos postula a múltiples circunstancias que nos permite vislumbrar diversar realidades.


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