Por. Yania Salazar
Mis lágrimas suelen ser por aquellos que sufren, aunque también he llorado por mí pero muy poco pues no sé si haré bien al gastar energía así.
Dicen que llorar no calma sino que desahoga, que exprime el alma de la amargura, que alivia el espíritu hondamente afectado por algún dolor; dicen que con llorar se atrae también la sonrisa que en algún momento ha de aflorar.
He visto como llorar muchas personas y aunque a veces me he unido sin poderlo explicar a su llanto, he definido que es una buena terapia, porque para algunas personas resulta imposible llorar voluntariamente sin la intervención de un dolor, sin una pena, sin que medie un sentimiento ó un recuerdo. Y para mí solo es cuestión a veces de recordar a esas personas llorando y comienzo a llorar.
Pero es claro que la risa es más contagiosa que el llanto, recuerdo por eso aquí la risa de Ricardo, de Julio, de Marisela, de Flor, de Camilo y del viejo Ludano a quienes siempre se les dió mejor la risa que el llanto y en todo momento andaban buscando que hacer y decir para tener motivo para reír.
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