La eterna lucha de contrarios, la esmerada batalla por el predominio sobre la voluntad del otro, el ejemplar varón con su espada afilada cuyo daño suele ser el de preñar por gusto y gana y luego emprender la retirada; y la valerosa mujer que armada más del querer y el carisma de mamá como bien dice la Biblia muestra la otra mejilla y no se acobarda, muy bien decía nuestro Profesor de Anatomía que la guerra es sanguínaria pero que la lanza promiscua del hombre hasta allá tampoco es que llegue sin el consentimiento, y las chicas sonrojadas, algunas porque ni se acordaban de lo que hicieron el verano pasasdo (como en la película). Señoritas eso de que hay sexo débil es idolatrar al macho incosciente, al saco de testosterona que utiliza su genio para conquistar y tan pronto como conquista quiere partir a conquistar más. Desde hace ya mucho tiempo se viene hablando de una guerra de los sexos y lo peor es admitir que tal guerra existe y que la que la sufren son las víctimas mediáticas, y aún la religión y la moral no dan lugar a la controversía sobre la legalización del sexo consentido y debido a eso los crímenes más voraces suceden violando la elemental prédica: "come ó serás comido".
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