Estoy en la puerta del auditorio y pienso en que me he equivocado sobre la hora, pero sucede que al momento llegan las asistentes y aunque su parloteo no da lugar a que me pueda presentar si vigilan cuando me encamino hacia las primeras sillas en lugar de quedarme atrás. Poco a poco van llegando más mujeres y ocupan los lugares vacantes, alguien acomoda el micrófono y cada quien se mira entre si espiando quien va a comenzar, como nadie acude me levanto del sitio y voy hacia la tarima, pero cuando estoy a punto de comenzar los murmullos comienzan, es cuando descubro que hay un hombre que da lugar a los susurros y la incomodidad del público, así que utilizando el micrófono le llamo la atención y trato de explicarle que el tema de conversación es sobre mujeres violadas, pero el hombre se levanta del puesto y se dirige hacia la tarima, me hace una seña y comienza a hablar revelando una voz dulce que le sindica de ser una mujer que ha adoptado la fisonomía de un hombre ya que su inclinación ha sido siempre esa. Este suceso para mí marcó una clara forma de eliminar la discriminación de género y de paso ver que el mundo es ahora más amplio aunque menos libre.
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