Desde una esquina vigilan unos ojos tristes que por momentos dan lástima y otras ocasiones miedo, en el aire hay un humo salido de algún fogón que intenta apagar el frío, un murmullo llama entonces:
- ¡Gaitán!, ¡Gaitán!
Al otro lado aparece un hombrecito que trata de pedir cesen los murmullos, sin embargo el humo ya apoderado del aire le hace toser sin querer.
Lutero trata de acostumbrar su vista a la oscuridad pero no ve mayor cosa, es cuando el canto de un pájaro que el muy bien conoce le pone sobre la evidencia de que allá afuera hay alguien, llama a su esposa que tiene mejor vista, le señala un punto en el espacio y le ordena:
- Debes ver allá y enfocar ese punto porque solo si te quedas mirando vas a notar que se mueve algo
Más tarde Isidro está también pendiente ha soñado con una fila de hormigas que desfilan y piensa que quizá sea señal de que la guerrilla se tome el pueblo.
Doña Magola ha detectado como los perros han callado de un momento a otro y aún su perra "Flora" tiembla bajo el galpón, sucumbe a su miedo y va por el rosario que cuelga a lado de la cabecera de la cama.
En la discoteca Emeterio trata de declararse a la Pola pero sus intentos son acallados por la estridente música y luego él mismo dice haber escuchado una explosión y cuando quiere ir a revisar es interceptado por una niño de camuflado que porta una arma tan grande como su cuerpo y ordena:
- Todo mundo al piso
Desde lo lejos Lena y Gustavo ven el pueblo llenarse de insectos luminosos que parecen chispas de un fogón tarde les llega el eco de explosiones pero piensan que son los fiesteros con la pólvora y mejor siguen besandose hasta que terminan ahogados y con la boca seca pensando que no hay como hacer el amor y la guerra y huír cuando las consecuencias sean fatales.
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