jueves, 9 de enero de 2014

HASTA EL FONDO

CALLE SIN SALIDA
GAMINCITO
SR. PROPIO
SOMBRAS



A Martín le decímos de cariño "Sr. Propio" porque siempre que habla termina con su genial  "propio ¿no?"

GAMINCITO: - Patroncito una limosnita

SR. PROPIO: - No tengo, pero con estos papeles vení y hacemos un fuego, propio ¿no?

GAMINCITO: - Y calmamos el frío y yo tengo estas carnitas las podemos asar ¿cierto?

SR. PROPIO: - Sí. Y creo que tengo un poquito de whisky, propio ¿no?  

GAMINCITO: - ¿Por qué usted está disfrazado de doctor?

SR. PROPIO: - Porque así allá afuera la gente me respeta más, los caballeros me saludan con un cruce de manos y las damas me besan en la mejilla, las personas me dicen "siga señor; a la orden" y me tratan lo más de bien... (toma de su maletín varios documentos hace un montón y enciende el fuego)

GAMINCITO: - Quisiera ser como usted (saca de una bolsa unas menudencias las ensarta en un palo y las expone al fuego)

El humo del fuego y olor de la carne quemándose atrae a un grupo de habitantes de esa calle que hambrientos acuden con la intención de saciar tanto su curiosidad como su hambre, se acomodan como sombras en torno al fuego.

GAMINCITO:- ¿Y á usted no le da miedo estar aquí?

SR PROPIO: - ¿Miedo? no. A los que debería dar miedo es a ustedes que yo esté aquí...

GAMINCITO:- ¿Es usted alguien malo?

SR. PROPIO:- Mucho, muy malo, he abandonado a una mujer y a unos hijos, he mentido vilmente, he robado y ahora estoy pensando en matar a alguien (las sombras avanzan pero se detienen ante la obvia amenaza armada)

GAMINCITO:- ¡Un revólver!

SR. PROPIO:- (Tomando Whisky) ¡Pero tranquilo! solo es para defender mi sitio (ofrece un trago a su interlocutor)

GAMINCITO: - Es un treinta y dos corto (tomando Whisky)

SR. PROPIO:- ¿Cómo sabes?

GAMINCITO: - Por el cañón y porque ahora solo los usan de defensa, es mejor el treinta y ocho, yo algún día fuí un sicario pero la droga terminó por convertirme en algo peor: un sicario arrepentido (coge la carne quemada y come)

SR. PROPIO: - Quién pensaría que fuesémos asi de peligrosos, ja! propio ¿no?

De repente las sombras inquietas se avalanzan sobre los dos sujetos prestos a arrebatarles su alimento desde lo lejos un guardia cuenta seis detonaciones y mil gritos que se van apagando conforme la noche avanza.



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