La impostura, la venía nuestra de cada día, la esclavitud a que nos sometemos, la lógica vulgar de depender de. El no responsabilizarnos por nuestros actos, quiza sean producto de una enfermedad. Me admira mi frialdad heredada del altísimo (el altísimo es mi papá, el que salió Piloto "por haber volado de mi vida hace años"). Tengo miedo de ese síntoma que al principio confundí con orgullo pero que poco a poco fue tomando la proporción de "a mí que me importa". Me asusta tener ese instinto casi que asesino que a veces procura efervecer, y agradezco a la filosofía intrínseca, la educación y a los grandes maestros que me han formado como persona porque me han aproximado a crearme mi propia ración de fe y creencias de tal forma que ahora soy más libre y puedo compartir con todos, conocimientos y saberes, yo soy el hijo del altísimo y espero no acabar en una cruz.
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