"Soy culpable" sentencié, pero como mi vida la dediqué al arte y fuí formal, la condena me la establecieron en dos años, sentencia que acabo de cumplir y ahora soy libre, lo que haré y aún lo que hice me lo guardo para mí, solo decir que fue un hecho que respondió a la justicia que creo yace en mi forma de ser. Aunque ese tiempo en la sombra no hizo la mayor diferencia en mi carácter, sigo siendo la oveja negra, sigo tan callado como siempre, aunque de vez en cuando sonrío, dicen que mi aspecto es triste, no me importa. No más a la salida ya estaba en mi mente la tarea de escribir un libro respecto a esa experiencia, en definitiva la verdadera pena es estar encerrado en un cuerpo y ser o tener que vivir por otros, cuando salí me postulé para hacer las mismas cosas estúpidas que la gente hace y entonces supé que me había adaptado, pero yo soy el mismo hijo del Supremo, de un dios, y esa creo es la única herencia que me quedó y por lo tanto caminaré hacia las sombras que correspondan porque sé que la libertad aún en cualquier encierro no me la podrán quitar jamás.
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