La era de lo artificial, de las drogas modernas que no curan pero tienen más y más contraindicaciones, y nuevamente lo natural surge como aquella esperanza y sin embargo lo verde va desapareciendo del paisaje, estamos frente una ruta corta entre espada y pared, en donde el agua, el aire, todo es un veneno en demasia, todo y nada. Y nos hace falta agregar que nuestra cultura rebosa de cosas insignificantes, como la cultura del dinero que ha causado tanta mortalidad en tanto los sistemas siguen existiendo y exigiendo sacrificio. El frío va recorriendo nuestro cuerpo y cada vez más recordamos las excitantes palabras del único sabio que se postulo para más allá voluntariamente y absorvió el elixir de la fatalidad. Quiero morir porque he visto suficiente, y me gustaría ver que hay más allá. ¿No es eso estar conforme?.
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