Por Xervantex & Carlos Alvárez
"Yo distingo el vicio" dijo el Médico.
Estoy por creer que las ojeras, la pálidez, la debilidad y una mirada hundida son síntomas de estar trepado, iniciado, perdido, extrapolado, contaminado, envuelto, esclavizado, untado, encarrilado, ligado, prendido, enganchado a un vicio.
La heroína debía ser esa mujer héroe y no esa mezcla letal, ese cóctel que te lleva al paraíso.
Heroína, cocaína, ketamina, morfina, codeína, anfetamína, diazepam, éxtasis, cafeína, opio, crack, LSD,marihuana, mezcalina, el peyote, los hongos, y últimamente el poper. Sin listar las drogas lícitas que a veces resultan más dañinas y como dice el Doc. hay vicios más letales que todas las drogas ilegales.
Y todo ese mercado bajo la sombra de la Ley que le otorga su validez, su precio, además de un encantador atractivo.
Yo me dí un toque por curiosidad y me dió por sentirme poderoso, omnipotente, absoluto. Según el libreto de la película transporting ligarse a la heroína era coger el mejor orgasmo multiplicarlo por mil y ni siquiera tener una aproximación. Lo que sentí fue que una vía, una parte de mí se había cerrado quizá ya no me importaba la percepción de los demás hacia mí y por eso me creía el amo del mundo, en este punto ya no puedes fingir nada, un orgasmo es un orgasmo, la felicidad es la felicidad pero también cuando pasa el efecto el dolor es más intenso que todo.
Continúa...
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