Estoy demasiado cansado para seguir dando vueltas, así que me aproximo a una discoteca buscando lumbre, estoy de pie junto al andén y de improviso del negocio salen varias parejas que brillan por su ebriedad, del grupo se ha separado una señorita que dando tumbos va en mi dirección, creo esta tan intoxicada que quiere volver el estómago, lo hace detrás de un auto y cuando intenta incorporarse se va de bruces y si no intervengo hubiese terminado en el mismo piso. La chica me mira con sospecha, su ojos son azules como el mar, y al sentir su cuerpo en mis brazos creo estoy frente a una minina anorexica. Me llama por un nombre que no es el mío y cuando intento devolverla al grupo pretendiendo safarme de ella, me atrae, aduciendo que soy la cosa más maravillosa que ha visto jamás. Me dice que le espere y vuelve a su grupo y tras una discusión me busca, de nuevo la rescato en el aire, acaba de tropezar. Pienso en hacer una obra de caridad y buscarle un taxi y eso hago pero cuando el auto se detiene ella insiste en que la acompañe. No sé a dónde.
Continúa...
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