viernes, 10 de mayo de 2013

VIRGENCITA MARIA AUXILIADORA PROTEGEME

Por: Alexis (Q.E.P.D.)







Son las tres de la mañana y los goznes oxidados de la reja rechinan y me dan paso, el calabozo es ambiguo, tiene las paredes pintadas de cal y embarradas lo que a la vista se precisa de lodo pero que la mente traduce con asquerosa celeridad como suciedad, ahora que desde allí, desde el rincón que gano a toda instancia miro con respeto a la funcionaria que se ubica frente a su máquina de escribir y se esmera en acabar lo más rápido posible de seguro para irse a dormir, creo que escribe mi expediente. Hay un compañero que se trajo una velita y otro que tiene un fósforo que se ponen a discutir la conveniencia de tomar el riesgo. El viento es terrible. Luego por fin miro ante la reja la aparición de un rostro conocido, pero está del otro lado libre pero acordándose de nuestra amistad infinita nos viene a dejar unas ruanas y de paso cigarrillos y cerillos, cosa que al parecer le costo negociar porque si apenas nos aproximamos a él nos dice "me lo deben". El amanecer nos sorprende con la noticia de que debemos pasar otra noche allí y a la noche aparece otra vez nuestro conocido con una estampita de María Auxiliadora y sin razón de cigarrillos ni ruanas ni alimento alguno.   

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