Erámos once, no sé cuántos quedan, unos fuímos desapareciendo, otros nos fuímos para siempre, ahora mismo no sé qué vale en serio la pena, quizá fue una mala idea no haber tenido hijos, no haber hecho una casa, no tener siquiera un pedazo de tierra. Pero mi pataleta era solo existir para mí, ser libre, y fundamentalmente encontrar algo por lo que valga la pena vivir y de paso morír. Perdemos mucho tiempo deseando, invertimos nuestras fuerzas en vagar y negando que somos completos, perseguimos ilusiones y no reconocemos la felicidad en cuanto nos golpea, somos seres tristes que necesitamos de cosas externas para ser completos, en mí caso me tropecé con esto que dicen que es literatura pero solo es el reflejo de lo que yo soy, escucho mi conciencia y comienzo a escribir y asi paso el tiempo y a veces por eso me pagan y otras veces por eso siento que mi vida ya está justificada.
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