Por: Carlos Alvárez
Están a merced de un tiempo que se agota y sin embargo no tienen ideal alguno, demabulan por las calles, se azotan con sus propias penas, no son seres que contrastan con la vida, no saben para qué fueron convocados aquí pero y ¿quién lo sabe?. Creen que los demás humanos están aquí para servirles, lo más hipótetico es que aman darse el gusto de rechazar lo bueno, evaden, se inscriben al olvido, no creen en Dios, se ufanan de sus vicios sin sentido: eso de escribir y leer nunca conducirá a nada bueno.
Se los ve con la mente siempre ocupada por pensamientos sino (auto) destructivos, por romances más fatales que cualquier dósis de droga ilegal. Conocí a un man de esos por ejemplo que competía en los aeropuertos con los aviones, le habían detenido ya varias veces, pero no hacía mayor caso. Luego este tipo se iba a escribir que había visto un pájaro lo más de poderoso, que elevaba en sus patas la vida de la gente.
Son seres enfermos de letras terribles, vacías, incipientes que piensan ellos es la realidad, pero ¿qué existe?. No sé a mí me causan desconcierto, esos locos marchan con soberbia y fingen que les importa algo cuando no es así, se toman la vida en broma y lloran como si fuera en serio sin embargo engañan con sus poses de buenos vecinos.
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