miércoles, 21 de agosto de 2013

NATALIDAD

Por: César Vélez

Hay que morir para tener la posibilidad de resucitar.

Entre tanto tiempo ocioso y afuera que si no es la lluvia llueve plomo las parejitas se dedicaron al placer y fueron apareciendo en la Comuna miles de niños.

Cuando aterrizó el Patrón dijo que la juventud era el futuro del mundo, no se puede controlar sin embargo esta energía descomunal y los que sobrevivieron a la hambruna, a la enfermedad llamada por estos lados pobreza se montaron el negocio del siglo: el sicariato. Por allá en los noventa subió Monseñor a bautizar en masa a los pequeños siendo que los adultos eran más creyentes que el mismo Papa y entre rezó y disparo iban diciendo que eran los ángeles exterminadores. 

Acá el mejor método de planificación familiar fue la violencia, entre balas perdidas, masacres fueron cayendo niños, embarazadas y familias completas.

Unido esto a que cuando había alguna campaña de planificación mandaban enfermeras escoltadas y allá arriba escuchaban la charla y en seguida hacian lo contrario, los Capos dizque andaban buscando vírgenes para procrear su raza y como un tiempo vírgenes solo afloraron en las catedrales andaban siguiéndole el paso a las niñas y apenas daban el salto de la pubertad lleven y traigan hijos a este mundo que es el triunfo de la esperanza sobre la posibilidad.

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