jueves, 22 de agosto de 2013

KOSOVO

Por: César Vélez


La guerra no ha cambiado, ha cambiado la forma de matar.

Los pelados se aventuraron muy temprano en ese terreno, no bien se les caían los dientes de leche andaban buscando rebaño.

Si a unos lo mataban de hambre los otros no se dejaron morir y en pandillas bajaban a la ciudad para robar, para matar, para todo menos para trabajar, los mocosos tenían cara de desalmados, no sentían culpa y lo elemental era que ignoraban de la vida ese resentimiento que les guarda a los que atacan.

Sin el miedo a las balas menos a la autoridad saqueaban, mataban, se hacían los tesos, su boca escupía obscenidades y se decían maduros por tomar algún licor y hasta fumar. Una vez ví una foto de como había quedado Kosovo luego de la guerra y ni más ni menos mi Comuna.

Los que pierden se van para siempre pero los de acá quedan sufriendo, esperando a qué horas la muerte va a llamar a sus puertas mientras con la cara de la inocencia va asomando un niño que porta una pistola que uno esperara fuese de juguete cuando va sintiendo como el plomo va quemando la piel y no alcanza a asombrarse de que el verdugo sea tan valiente de nacer para matar.

Así de crudo fue eso por acá y yo crecí allí y luego no quise volver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario