sábado, 3 de agosto de 2013

DISFRAZ

Por: César Vélez


Todos adquirimos una careta de inocentes alguna vez.

Apúrate dice Jilguerillo desde lo alto.

Pat se resbala y cae pero le salva la hierba acolchada.

Van a mirar las balas que desde lo alto salen como mosquitos al rojo vivo y a lo lejos se adivina su trayecto hasta que caen.

Allá en la terraza de Efra han disfrazado a un maníqui de palo con chaqueta, camisa, pantalón y hasta zapatos con el propósito de atraer la atención, es más bien la estrategia de concentrar el fuego.

Jilguerillo se descuelga para ayudar a Pat y juntos suben hasta oír la primera explosión y el primer silbido. Se divisan las balas en su orden, los de arriba han caído en el anzuelo, le disparan al muñeco.

De repente de abajo también contestan con unos fogonazos que no dejan ver sino eco y luz por momento. Luego de nuevo se enciende el tren de balas que pretende acabar con el muñeco.

Abajo, todos yacen de boca al piso y con las manos en los oídos.

Pat alcanza a divisar como Jilguerillo va y les dice a los de arriba que no gasten pólvora que le están desde hace rato disparando  a un muñeco, pero no le creen dicen ellos que han sabido que abajo dizque llego un tipo berraco que se las da de inmortal y vuelven una y otra vez a disparar.
Jilguerillo trata de contar las balas.

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