martes, 13 de agosto de 2013

COMUNA 12

Por: César Vélez

Un tiro, un asesino.

Allá va subiendo la tropa pero los demás se dispersan como hormigas en un incendio.

Ojalá Aylen esté bien. En la cancha están quemando la ropa y haciéndo humo para que les quede difícil el paso a los de la tropa.

Se escucha el eco de los disparos, nadie sabe de a dónde salieron y a dónde irán a parar.

El viejo Omara dice en su dialecto ¡serán hijueputas!.

Están entrando a la Comuna 13 y están dispuestos a matar antes que morir. Desde abajo los curiosos les hacen barra y habrá más de uno que esté a los de arriba pasándole el dato. Huele a caucho y a pólvora. Nadie madrugo a trabajar, no se vió a nadie bajar, todos están atrincherados en sus casas a ver quién los viene a liberar, hay dos fuegos.

El partisano dice que ya fueron por refuerzos ¡mentira! si cada hueco es un fortín y cada civil un secuestrado, llegan los gases lacrímogenos y luego se escucha desde abajo el llamado a la rendición, más la respuesta ¡no rendición! acompañada de fuego nutrido.

Dicen que los sacaron arrastrados chamuscados y a otros más vivos convulsionando de ira y a otros más locos. Aylen está bien y el viejo Omara los trata de maricones; la tropa no sabe de dónde salen tantos.

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