Por: César Vélez
El secreto es que no hay secretos
Cuando Ofidio entro en un estado critico los de la Junta fueron a la ciudad para traer al mejor Médico, pero el diagnóstico les dió vanas esperanzas además de una lista larga de medicamentos para lo que no hubo dinero. Y entonces atendiendo el consejo de doña Tila fueron a ver a Mamá Santa, una señora con capacidad para pelear contra la misma muerte si era el caso.
Ordenó entonces Mamá Santa tomar un huevo fresco de gallina y romperlo y echarlo bajo la cama en que estaba Ofidio.
Dicen quienes estuvieron que apenas el huevo fue vertido sobre el suelo comenzó a ebullir como si lo hubiesen depositado sobre un sartén con aceite hirviendo. Doce horas más y Ofidio volvió a la vida pidiéndo agua y diciendo que más allá no vió nada y acordándose eso si de quienes le debían a él dinero cosa que si algún día sucedia el milagrito de que todos le pagarán él sería rico, "nadie se va sin pagar" dijo doña Tila y agregó además "creo don Ofidio que con la resurrección todo lo que prestó se le devolvió para bien".
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