Le tengo un terror a las cucarachas, las ratas y las moscas y todo porque no soporto a un ser que se mueva más rápido teniendo más de dos patas.
En un restaurante fino descubro una mosca que deambula entre mesa y mesa, plato y plato y no puedo creer encontrar en este sitio esta clase de bichos, así que cuando pago la cuenta le hago caer en cuenta al señor de la caja que las moscas no entienden de clases sociales, menos de etiqueta.
Son asquerosas esas ratas que andan por allí y lo peor es que el miedo parece atraerlas por eso he tenido que sortear encuentros fortuitos con estos animalitos que la mayor parte de sus vidas se la pasan merodeando en búsqueda de alimento.
Y lo que me repudia de vivir en clima cálido es encontrar a las aletosas cucarachas metidas en todo, me aterroriza verlas volar con torpeza y luego de lanzarles un libro encima seguir tan campantes, y algunas se precian de ser tan atrevidas que esquivan la escoba y parecen divertirse con la idea de competir por su vida.
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