Por Irene Valer
Bienvenidos a la feria de las obsesiones y deseos insatisfechos, a la ruleta de lo maravilloso donde la casa nunca pierde.
Nuestra genética es una lotería, no sabemos si tendremos la tendencia a adquirir algún síndrome, tampoco si heredamos algún vicio, algún trauma, ni característica particular, es una suerte poseer sin embargo el premio mayor, es decir tener todo en su sitio; claro está que algunas personas no valoran lo que son ni lo que tienen y se lamentan de la gente que tiene y son menos ¡pobrecillos!.
Apenas nos conocemos y explicamos nuestros azares y comportamientos a razón que nuestros padres son así, pero no hacemos nada por tratar de atenuar tal destino adquirido, no tendemos a ser originales, limitamos todo a la superficie y apostamos poco por eso ganamos también menos. No puede ser que nuestra excusa para todo sea lanzarle la culpa a nuestros progenitores y es un hecho que en el orden natural nada esta escrito precisamos que para cada ser hay su espacio y todos somos capaces.
Apenas nos conocemos y explicamos nuestros azares y comportamientos a razón que nuestros padres son así, pero no hacemos nada por tratar de atenuar tal destino adquirido, no tendemos a ser originales, limitamos todo a la superficie y apostamos poco por eso ganamos también menos. No puede ser que nuestra excusa para todo sea lanzarle la culpa a nuestros progenitores y es un hecho que en el orden natural nada esta escrito precisamos que para cada ser hay su espacio y todos somos capaces.
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