viernes, 29 de marzo de 2013

COLAPSANDO

Por Mildreth O.



Mis papás siempre trataron de encerrarme para que el mundo ni siquiera me tocase. Su miedo: yo era demasiado frágil para que alguien ósara hacerme daño. Y es que el mundo es terrible, si no sabes lo que la gente hace menos lo que esta pensando hacer. En las noticias se escucha de otra masacre en un colegio, ni siquiera los escenarios religiosos se respetan, el mundo es un caos. Pero también ese encierro provoca en mí una devoción fantástica por la literatura al punto que al parecer me apartó de la realidad, al punto de eventualmente creerme en un cuento, ó en el marco de una obra teatral, y entonces soy adicta al juego de emociones y me insinúan una y otra vez que estoy loca, pero les termino por demostrar que son ellos los que están mal y que la vida a veces te hace tocar el fondo para que sepas dónde estás y de una vez entiendas que más allá de todo ese escenario es temporal.

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