jueves, 24 de enero de 2013

PROTUBERANCIAS QUE NO DEBERIAN ESTAR ALLI

MALEV





Algún día por estar muy pendiente de mi figura, de mi linea de mi estética y por la pereza de seguir una rutina de ejercicios me enlisté en un circulo de amigas que prefería una rutina de masajes adelgazantes, luego de la primera sesión parecía que me hubiesen matado a palos y el dolor y la molestia era de tal calibre que de repente rogaba porque no me hubiesen fracturado algún hueso ó de paso explotado alguna viscera. Frente al espejo mucho después tuvo su florecer mi primera sonrisa, sin embargo como las sesiones iban acompañadas de estrictas dietas la ilusión fue terminando cuando al cabo de unos meses el espejo fue revelando una que otra desproporción. Además de un exámen médico luego me fue indispensable recurrir a exámenes de laboratorio que depronto salian con alarmantes indicadores de que mi cuerpo se había cargado de una fatídica dósis de elementos y estaba intoxicado. La dieta del agua sirvió para mucho aunada a ejercicios y al manejo de la pereza elemental en cualquier deseo de cambio. 

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