martes, 15 de enero de 2013

LAS RUTAS DEL OLVIDO NUMERO 3

Alejandra Erazo Vega





Entonces se entiende lo que es tener un auto. Tener arriba un techo y por sobre todo tener voluntad para decidir bien, para darnos alientos el guía decía que estabámos cada vez más cerca pero la ruta no acababa y el paisaje se repetía tanto que ya pensabámos estar perdidos dando vueltas sobre un mismo sitio. El agua se administraba compartiendo los sorbos y el deseo de todos era llegar, creyendo en vano conquistar con ello un paraíso, y hasta entonces nuestra marcha había ido bien pero de repente movimientos en los costados de la vía advirtieron la presencia de hombres armados. Dispuestos a rendirnos sino al cansancio y si a las personas que de seguro nos detendrían avanzamos.

Las esquelas al frente e identificándonos como organizaciones neutrales ante cualquier conflicto se izaron y nos sentimos importantes exigiendo respeto por nuestras vidas tanto que creímos ensombrecer el poder de las armas que portaban nuestros interlocutores. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario