Por Sal Maestre
Le habían dejado al cuidado esa vivienda por unos meses, sin embargo por disposición de la propietaria solo debía ser una persona la que cuidaba. Habían objetos sensacionales en cada repisa, era como habitar un museo, sin embargo cuando en la noche el silencio ocurría se adivinaba un breve sonido, se trataba de un reloj de pared que movía uno de sus ejes para medir los segundos y un continuado Tic Tac deambulaba de habitación en habitación, sin embargo al principio tal ruido era imperceptible para él sin embargo pasados unos días fue ya insoportable, su mismo corazón comenzó a obedecer cada Tic Tac y ya no pudo dormir. Examinó cómo detener el reloj y sin embargo por más que examinó no hallo ni cuerda, ni baterías, ni dispositivo de alimentación, ¿sería quizá que el reloj se movía a voluntad?, al último desesperado tomando unas herramientas pretendió desarmar el reloj y encontró que lo que movía el mecanismo era un corazón humano ¡su corazón!. Entendió luego que todo eso había pasado porque había malgastado su tiempo y ya no había vuelta atrás, la única forma de detener el reloj es muriendo.
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