Por Sal Maestre
El viento le arrebató de las manos los papeles, nadie le ayudó a recogerlos, pero alguien vociferó que si se tratase de billetes allí si prestos estuvieran, también dijeron que si ella fuese más bonita más de uno hubiese acudido, ella sin embargo se enfado consigo y se sonrojo por las miradas taciturnas, pensó en tanto papel que se usa y tan poco lo que se dice, solo hasta que paso el cartapacho por la ventanilla se sintió aliviada, no faltaba ningún papel.
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