Por MaLeja
Orbité en los enjambres de avispas y cangrejos las unas me picaron los otros me tomaron entre sus pinzas. Oh! mujer por qué tu tristeza a pesar de todo tenerlo, quizá sea que la inconformidad a fin de cuentas no sea una debilidad sino una fortaleza.
La abuela cuando estuvo sometida a una silla de ruedas albergó la idea de que aún podía hacer el oficio del hogar, seguía con su escoba meciéndose como e una barca de un lado a otro, en más de una ocasión se la halló en el suelo tratando de ganar su bastón para poderse incorporar, las telarañas del techo le quedaba muy lejos. Pero lo bueno era que de cuatro a cinco de cada tarde se reunían los chicos a oír sus historias llenas de aventuras, y luego cada quien se iba a casa a soñar.
Yo le hacía sus agua cálidas para sus pies, le aplicaba mentol y era feliz chapoteando el agua, ella ya jamás pudo otra vez ponerse en pie y caminar, pero en su mente pudo ir más allá.
Aprendí de ella que a veces los obstáculos solo están en nuestra mente.
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