jueves, 20 de octubre de 2016

Carisma

Por Jonh Jay

Dicen que si en la oración se pide para otros se le da lo que uno desea.

El padrecito le dio la bendición, llego a la granja y entrando no más se halló enrollados unos pesos, luego fue a recoger los huevos y junto como medio canasto, las goteras no habían seguido y los cerdos estaban de ánimo, el caballo ya no cojeaba y el cultivo parecía sano. Con los pesos encontrados se compró unos zapatos nuevos, pero iba por la canasta y tropezó quebró los huevos y una teja que fue a caer en la cerca de los cerdos y la abrió y salieron los cerdos y pisaron el cultivo y asustaron al caballo que volvió a cojear. A todo esto el solo tuvo una respuesta: una sonrisa.  

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