Por Jonh Jay
Dicen que si en la oración se pide para otros se le da lo que uno desea.
El padrecito le dio la bendición, llego a la granja y entrando no más se halló enrollados unos pesos, luego fue a recoger los huevos y junto como medio canasto, las goteras no habían seguido y los cerdos estaban de ánimo, el caballo ya no cojeaba y el cultivo parecía sano. Con los pesos encontrados se compró unos zapatos nuevos, pero iba por la canasta y tropezó quebró los huevos y una teja que fue a caer en la cerca de los cerdos y la abrió y salieron los cerdos y pisaron el cultivo y asustaron al caballo que volvió a cojear. A todo esto el solo tuvo una respuesta: una sonrisa.
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