jueves, 3 de noviembre de 2016

Más acá

Por Omma Char

Decía el Profeta de la montaña que el ser pende de dos extremos, uno es que extraña el nacimiento y otro que teme a la muerte por eso como tal no puede ser en todo ese intervalo de vida porque se la pasa entre el deseo y el miedo. Por ende todo ser pasa por la vida sin mayores secuelas, sin mayor relevancia, pero el acto más desinteresado del humano es sacrificarse viendo que su vida quizá no signifique mucho y entregando la oportunidad a otro ser. Sin duda el nacer no duele, pero el morir quizá si, entre dos extremos se quiere el más acá donde todos tendremos la calma.

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