Por Uld Hinestroza
Mi amiga Amarata me hizo el otro día leer un cuento.
Era la versión femenina de pinocho en la que a la chica cada que decía una mentira no se le crecía la nariz si no que se le crecía una teta (perdón un seno).
Casi revolcándome en el suelo de la risa le convide a corregir la versión "caliente" de la historia diciendo que ese cuento era para pedófilos y enviciados pornógrafos.
Al tiempo mi amiga Amarata me cuenta que su texto ganó un premio y que puede que le adapten para el cine adulto.
Vaya! le digo con la envidia encendida si que letras leemos y lectores no sabemos, mientras es ella quien se coge la barriga de la risa pues eso del premio resulto una teta perdón una treta.
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