Por Sivy Espinosa
Cuando se giro me llevé una sorpresa, se parecía tanto a alguien que yo conocía que dije era ella, pero quizá algo la diferenciaba, un detalle que era casi mágico. Era una chica muy sonriente, popular, inclinada por una curiosidad nata, pensé en presentarme pero ella siempre esquivo mi mirada, nunca le encontraba sola. En el patio estaba rodeada por las demás chicas haciéndose trenzas o conversando sobre alguna novela, a veces ella declamaba poesía de Amado Nervo y las demás suspiraban, otras veces les contaba chistes o anécdotas que todas celebraban con gritos. Se estaba ganando mi admiración pero también mi odio, al punto de que algún día la enfrente en el baño insistiendo en qué era lo que pasaba conmigo, ella me dijo que era pura imaginación mía ya que ella solo era un álter ego mío, lo que yo precisaba ser, nos vimos al espejo y ella no estaba allí solo estaba yo.
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